viernes, 16 de marzo de 2012

PLOMO AL HAMPA

“PLOMO AL HAMPA“
                                                                  Jesús López Marcano
Esta es otra expresión que poco se ha analizado en su justa dimensión, aunque sí ha sido muy trillada, cuando se trata de propósitos político-electorales. De una torpeza garrafal por su gran estruendo con esa corta frase “Plomo al Hampa”, en el pasado se pretendió el trazado de líneas de acción en materia de seguridad personal. Se pudo comprobar que muy lejos de lo que se pensaba los planes de acción a partir de esta premisa lo que trajeron fue generación de más violencia y consecuencialmente el aumento vertiginoso de cifras negras, rojas , doradas y en algunos Estados, como Zulia, Carabobo, Lara, Miranda, Anzoátegui, Distrito Capital,  una ya apabullante crisis de paranoia generalizada.
A manera de ilustrar, pensemos por un momento en la reacción del fuego cuando se le añade combustible  o el efecto en los animales feroces de un amague o intento de ataque, para llegar a la comprobación de que añadir violencia, asi se trate de “violencia legal o legitima”, constituye un atizamiento de la situación y una especie de fomento para su crecimiento hasta correr el riesgo de  volverla inabordable. Sería impensable llegar al extremo de tener que usar tanques, aviones, misiles ante la poca efectividad de las medidas tradicionalmente empleadas;  porque después de eso  ¿Qué?.   Tampoco la excesiva pasividad, ni la indolencia son alternativa para la solución, todo tiene su gradualidad de aplicación y circunstancias de uso.
Las formas de acción no violentas, aunque sí ejecutadas con la fuerza necesaria, asociadas con el estimulo a los valores, la religión, la cultura, el deporte, el estudio, el trabajo y más importante, el amor y la solidaridad entre seres humanos han sido siempre la mayor posibilidad de éxito en la tarea de brindar seguridad. Afortunadamente ha comenzado a fluir en la alta esfera nacional el tema de la prevención que está muy asociado con los factores nombrados, ojala no sea manera apresurada o  como un mea culpa sino como la primordial alternativa para la seguridad, las otras son tareas subalternas.
A pesar de las buenas intenciones y el buen trabajo diagnóstico  que desempeñó en su momento la CONAREPOL, quizás fue un error el abordaje del tema de la seguridad solo a partir del punto de vista del funcionamiento de las policías. Aunque ciertamente las policías no contaban con la preparación del presente ni con los recursos tecnológicos de la nueva era, no es menos cierto  que solo con nobleza de espíritu y su sentido de abnegación hacían posible que la población sintiera seguridad hasta el extremo de que “se podía dormir con las puertas abiertas” como decían nuestros ancestros; había más respeto y no eran tan frecuentes crímenes aberrantes ni manifestaciones de violencia criminal ordinaria. ¿Qué contemporáneo no recuerda cuando en muchas localidades del país se podía observar un solo policía haciendo revisiones a un grupo de personas o trasladarlos en fila india con las manos en la nuca hasta su comisaria? Es necesario dedicar algo de tiempo a la investigación del porque; sin muchas consideraciones será fácil llegar a la conclusión de que manejar esa expresión “Plomo al Hampa”, como se ha venido haciendo, está bien lejos  de ser una solución.

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