“PLOMO AL HAMPA“
Jesús López Marcano
Esta es otra expresión que poco
se ha analizado en su justa dimensión, aunque sí ha sido muy trillada, cuando
se trata de propósitos político-electorales. De una torpeza garrafal por su
gran estruendo con esa corta frase “Plomo al Hampa”, en el pasado se pretendió el
trazado de líneas de acción en materia de seguridad personal. Se pudo comprobar
que muy lejos de lo que se pensaba los planes de acción a partir de esta
premisa lo que trajeron fue generación de más violencia y consecuencialmente el
aumento vertiginoso de cifras negras, rojas , doradas y en algunos Estados, como
Zulia, Carabobo, Lara, Miranda, Anzoátegui, Distrito Capital, una ya apabullante crisis de paranoia generalizada.
A manera de ilustrar, pensemos
por un momento en la reacción del fuego cuando se le añade combustible o el efecto en los animales feroces de un
amague o intento de ataque, para llegar a la comprobación de que añadir violencia,
asi se trate de “violencia legal o legitima”, constituye un atizamiento de la situación
y una especie de fomento para su crecimiento hasta correr el riesgo de volverla inabordable. Sería impensable llegar
al extremo de tener que usar tanques, aviones, misiles ante la poca efectividad
de las medidas tradicionalmente empleadas; porque después de eso ¿Qué?. Tampoco la excesiva pasividad, ni la
indolencia son alternativa para la solución, todo tiene su gradualidad de aplicación
y circunstancias de uso.
Las formas de acción no violentas,
aunque sí ejecutadas con la fuerza necesaria, asociadas con el estimulo a los
valores, la religión, la cultura, el deporte, el estudio, el trabajo y más
importante, el amor y la solidaridad entre seres humanos han sido siempre la
mayor posibilidad de éxito en la tarea de brindar seguridad. Afortunadamente ha
comenzado a fluir en la alta esfera nacional el tema de la prevención que está
muy asociado con los factores nombrados, ojala no sea manera apresurada o como un mea culpa sino como la primordial alternativa para la
seguridad, las otras son tareas subalternas.
A pesar de las buenas intenciones
y el buen trabajo diagnóstico que
desempeñó en su momento la CONAREPOL, quizás fue un error el abordaje del tema
de la seguridad solo a partir del punto de vista del funcionamiento de las policías.
Aunque ciertamente las policías no contaban con la preparación del presente ni
con los recursos tecnológicos de la nueva era, no es menos cierto que solo con nobleza de espíritu y su sentido
de abnegación hacían posible que la población sintiera seguridad hasta el
extremo de que “se podía dormir con las puertas abiertas” como decían nuestros
ancestros; había más respeto y no eran tan frecuentes crímenes aberrantes ni
manifestaciones de violencia criminal ordinaria. ¿Qué contemporáneo no recuerda
cuando en muchas localidades del país se podía observar un solo policía haciendo
revisiones a un grupo de personas o trasladarlos en fila india con las manos en
la nuca hasta su comisaria? Es necesario dedicar algo de tiempo a la investigación
del porque; sin muchas consideraciones será fácil llegar a la conclusión de que
manejar esa expresión “Plomo al Hampa”, como se ha venido haciendo, está bien
lejos de ser una solución.
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